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CREENCIAS ERROREAS Y REALIDADES DEL SUICIDIO

Existen diversos criterios erróneos con respecto al suicidio y las personas que intentaban acabar con su vida. Es importante conocer las creencias erróneas de forma que se pueda proporcionar un apoyo emocional más afectivo a las personas en riego de suicidio. La siguiente tabla de creencias erróneas y evidencia científica, fue creada por la OMS en el año 2000.


> La persona que se quiere matar no lo dice 


De cada diez personas que se suicidan, nueve indicaron sus propósitos y la décima dejó entrever su intención de acabar con su vida

> La persona que lo dice no lo hace

Toda persona que se suicida expresó con palabras, amenazas, gestos o cambios de conducta lo que sucedía

> Las personas que intentan suicidarse no desean morir, sólo hacen el alarde

Aunque es cierto que no todas las personas que intentan suicidarse quieren morir, es un error tildarles de estar haciendo alarde de ello, porque son personas que han fracasado en formas útiles de adaptación y no encuentran otra alternativa que acabar con su vida.


> Si de verdad se hubiera querido matar, se hubiera tirado delante de un tren (suicidio efectivo)

Toda persona con riesgo suicida se encuentra en una situación ambivalente entre sus deseos de vivir y morir. El método elegido para el suicidio no refleja los deseos de morir de quien lo utiliza y proporcionarle otro de mayor letalidad es calificado como un delito de auxilio al suicida (se le ayuda a que lo cometa)


> La persona que se repone de una crisis suicida no corre peligro alguno de recaer

Casi la mitad de las personas que atravesaron por una crisis suicida y consumaron el suicidio, lo llevaron a cabo durante los tres primeros meses tras la crisis emocional, cuando todos creían que el peligro había pasado.


> La persona que intenta el suicidio estará en ese peligro toda la vida

Entre el 1 y el 2% de las personas que intentan suicidarse lo logran durante el primer años después del intento, y entre el 10 y el 20% lo consumarán a lo largo de su vida.


> Una crisis suicida dura horas días, raramente semanas, por lo que es importante reconocerla para su prevención

Toda persona que se suicida está deprimida. Aunque toda persona deprimida tiene posibilidades de realizar un intento de suicidio o suicidarse, no todas las que lo hacen presentan este desajuste. Pueden padecer esquizofrenia, alcoholismo, algún trastorno de mentalidad, etc.


> Toda persona que se suicida es un enfermo mental

Las personas con enfermedades mentales se suicidan con mayor frecuencia que la población en general, pero no necesariamente tiene que tener un trastorno mental para suicidarse. Lo cierto es que toda persona con riesgo de suicidio es una persona que sufre


> El suicidio se hereda

No está demostrado que el suicidio se herede, aunque varios miembros de una familia se hayan suicidado. Lo heredado es la predisposición a padecer determinada enfermedad mental en el que el suicidio es el principal síntoma, como los trastornos afectivos y las esquizofrenias


> El suicidio no puede ser prevenido pues ocurre por impulso

Toda persona antes de cometer un suicidio evidencia una serie de síntomas que han sido definidos como síndrome pre-suicidio, consistente en constricción de los sentimientos y del intelecto, inhibición de la agresividad (ya no está dirigida hacia otras personas) y existencia de fantasías suicidas, todo lo que puede ser detectado y evitar la consumación del suicidio.


> Al hablar sobre el suicidio con una persona en riesgo se le puede incitar a que lo realice


Está demostrado que hablar sobre el suicidio con una persona en tal riesgo en vez de incitar provocar o introducir en su cabeza esa idea, reduce el peligro de cometerlo y puede ser la única posibilidad que ofrezca el sujeto para el análisis de sus propósitos autodestructivos.


> El acercarse a una persona en crisis suicida sin la debida preparación ara ello, sólo mediante el sentido común, es perjudicial y se pierde el tiempo para su abordaje adecuado.

Si el sentido común nos hace asumir una postura de atenta y paciente escucha, con reales deseos de ayudar a la persona en crisis a encontrar otras soluciones que no sean el suicidio, se habrá iniciado la prevención.


> Sólo los psiquiatras pueden prevenir el suicidio.

Es cierto que los psiquiatras son profesionales experimentados en la detección del riesgo de suicidio y su manejo, pero no son los únicos que pueden prevenirlo. Cualquiera interesado en auxiliar a personas en esta situación de riesgo puede ser un valioso colaborador en su prevención.

Fuente: FAISEM. Protocolo de intervención en crisis, 2006

CONSEJOS PARA COMBATIR LA IDEACIÓN AUTOLÍTICA

Aquí tiene algunas ideas que le pueden ayudar a combatir la ideación autolítica: 

Recuerde que no es beneficioso actuar de forma impulsiva, con el tiempo el pensamiento del suicidio desaparecerá.

Lo más importante es abrirse a los demás y comunicar sus pensamientos a alguien en quien confíe, o a algún/a profesional de la salud.

Mantenga a mano una lista de personas con las que pueda hablar cuando tenga pensamientos suicidas.

Elabore un listado de servicios 24 horas que atienda estas situaciones

Llegue a acuerdos con personas cercanas para llamarles en caso de que intente autolesionarse.

Dele a su terapeuta los datos de un/a persona a quien pueda avisar en caso de riesgo grave

Distánciese de cualquier medio con el que pueda hacerse daño.

Evite el consumo de alcohol u otras drogas.

Evite hacer cosas que no le salen bien o encuentra difíciles hasta que se encuentre mejor.

Planifique actividades diarias, escríbalas y póngalas en un lugar visible.

Incluya al menos dos actividades diarias, de más de media hora cada una que le gusten.

Procure hablar y relacionarse con otras personas.

Si sigue un tratamiento por enfermedad mental ha de hablar con su médico/a.

Cuide su salud física, vigile su alimentación y realice alguna actividad deportiva sencilla.

Intente mantenerse activo/a y ocupado/a. Participe en actividades culturales, deportivas, de ocio.


En caso de autolesionarse o sentir un peligro inminente de hacerlo, diríjase al servicio de Urgencias del Hospital o del Centro de Salud más próximo o llame al 112






CÓMO ACTUAR ANTE LOS PENSAMIENTOS SUICIDAS

Ante pensamientos de quitarse la vida debe saber que:

No está solo: aunque Vd. se sienta así, aunque se considere una carga para los demás por su estado anímico, deles la oportunidad de conocer lo que está ocurriendo, trasládeles sus inquietudes

Los pensamientos suicidas suelen estar asociados con situaciones que se consideran irresolubles: si Vd. está pasando un momento difícil, es posible que no sea capaz de generar soluciones a sus problemas, o formas adaptadas de superarlos. La psicoterapia le ayudará a enfocar de diferente manera sus problemas y a encontrar salidas. No tiene nada que perder con intentarlo: es muy probable que un profesional le ayude a buscar nuevas formas de afrontar los problemas bajando las cargas de sufrimiento. Recuerde: no pierde nada por intentarlo, con la otra opción lo pierde todo


Las crisis de suicidio no son permanentes (realmente, ¿algún estado de ánimo es permanente, alguna situación?). Téngalo en cuenta: el mundo es cambiante y las situaciones, su crisis personal remitirá en un momento dado, es un pensamiento de carácter situacional. 

A veces los problemas que nos parecen insalvables, no son tan graves si les sometemos a una reevaluación, un análisis más pausado, sin carga emocional, puede hacerlos más manejables. 

A pesar de que ahora pueda carecer de sentido, que no encuentre razones para vivir, busque en su pasado cuáles han sido sus motores, los generadores de la fuerza e ilusión: familia, amigos, ocio, etc. Aunque le parezca un esfuerzo insalvable, apoyarse en estas cosas hará que con el tiempo renueven su capacidad de ilusionarle.

INDICIOS A VIGILAR EN AMENAZA DE SUICIDIO

Existen algunos indicios que nos pueden alertar sobre la ideación autolítica de una persona, con objeto de disuadirle. 

Manifestaciones verbales

El individuo expresa sus deseos de acabar con su vida, independientemente de si tiene un plan ideado o no. Estas manifestaciones verbales pueden orientarnos sobre el grado de concreción, y contrariamente a lo que se suele pensar, preguntar sobre esta ideación autolítica no incrementa el riesgo de que se desencadene el suicidio, y sin embargo, orienta a los profesionales de salud mental para conocer el riesgo real de ejecución e iniciar las acciones preventivas.

  • Sin planteamiento de la acción 
  • Con un método indeterminado 
  • Con un método específico, pero no planificado 
  • Plan suicida concreto (esta situación indica un alto riesgo de suicidio)

Manifestaciones no verbales

En ocasiones el sujeto no verbaliza su ideación autolítica, pero se puede sospechar por su forma de actuar. Algunas personas tienden a minimizar la importancia de su ideación suicida, utilizando expresiones como "no te preocupes por mi", "no va a pasar nada". Ese período de paz y tranquilidad después de una fase de agitación son indicadores graves de peligro de autolisis, pues supone que la persona ha resuelto su debate interno sobre los deseos de vivir o morir, a favor de la segunda opción. 

Otras veces el sujeto se identifica con una persona conocida que se ha suicidado, utilizando expresiones como "yo no pienso hacer lo que hizo X que se suicidó" o comparar su situación con la similar de una persona que se suicidó: (por ejemplo, él está pendiente de un diagnóstico sobre un tumor y dice X se suicidó cuando supo que tenía cáncer). 


Indicadores de pensamiento suicida pueden ser cuando se le pregunta a la persona si ha pensado en quitarse la vida y no responden nada, llorando en silencio y bajando la cabeza, sin establecer contacto ocular, o sentirse angustiado. 


Igualmente si la persona comienza a repartir sus posesiones, empiezan a correr riesgos innecesarios, cierran asuntos, visitan o llaman a personas para despedirse, acumulan y esconden el material necesario para llevar a cabo su plan o comienza a ingerir alcohol en grandes cantidades (se está armando de valor)

Pensamientos que nos pueden servir de alerta

A menudo estas personas, que ya se encuentran en situación de riesgo, se sienten incapaces de:

  • Superar el dolor 
  • Escapar de la tristeza 
  • Pensar claramente 
  • Imaginar un futuro sin sufrimiento 
  • Tomar decisiones 
  • Valorarse a sí mismas 
  • Ver alternativas 
  • Controlar la situación 
  • Dormir, comer o trabajar 
  • Encontrar a alguien que les preste atención 
  • Salir de la depresión


CÓMO PUEDE AYUDAR A UN ALLEGADO CON RIESGO DE SUICIDIO








Éstas son algunas de las formas de ayudar a una persona que expresa su intención de cometer un suicidio:

  • Valore la situación seriamente. 
  • Sea directo/a. Hable clara y abiertamente sobre el suicidio. 
  • Exprésele su preocupación.

SEÑALES DE ALARMA DE SUICIDIO EN ADOLESCENTES

SEÑALES IMPORTANTE


  • Cambios en hábitos alimenticios y de sueño 
  • Aislamiento de las amistades, familia y actividades regulares 
  • Acciones violentas, conducta rebelde, escaparse 
  • Uso de drogas o de alcohol 
  • Descuido inusual de su apariencia personal 
  • Cambio notorio en la personalidad 
  • Aburrimiento persistente, dificultad para concentrarse, baja calidad en las tareas escolares 
  • Quejas de síntomas físicos como dolores de cabeza o estómago 
  • Pérdida de interés en las actividades placenteras 
  • Inhabilidad para tolerar halagos y premios

SEÑALES ADICIONALES 

  • Quejas de ser una mala persona 
  • Indicios verbales como "ya nada importa" y "ya pronto no seré un problema para ti" 
  • Arreglas sus cosas pendientes o regalar o descartar sus posesiones favoritas 
  • Volverse alegre de repente después de un periodo de depresión 
  • Señales de alucinaciones o pensamientos extravagantes




Si observa este tipo de conductas en su hijo, está retraído y no quiere hablar, sería conveniente indagar entre sus amigos sobre si ha ocurrido algún suceso que le pueda llevar a este estado. Debe tomar medidas al respecto, no sólo porque el riesgo de suicidio jamás debe ser tomado a la ligera, sino porque el adolescente puede estar pasando por un estado de depresión mayor que debe ser tratado.